En los últimos años ha cobrado relevancia la discusión sobre la explotación de los recursos hidrocarburíferos de las Islas Malvinas, por la inminente puesta en funcionamiento de la explotación offshore de petróleo 220 km al norte de las mismas.
El avance de este proyecto de capitales británicos e israelíes -sin autorización- refuerza el control de facto del Reino Unido en el marco de un cambio de rumbo de la política exterior argentina en relación a la cuestión Malvinas.
En este marco, se torna fundamental preguntarnos acerca de las profundas implicancias que estos sucesos tienen en el reclamo argentino de soberanía sobre las Islas, el cual estuvo -y estará- siempre atravesado por intereses estratégicos y económicos, y que política podría ser conveniente para nuestro país.
Breve repaso de la cuestión
Luego de la declaración de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1810, se heredan las Islas Malvinas que previamente formaban parte del Virreinato del Río de la Plata, tal como se expresó en un decreto el 10 de junio de 1829 que creó la comandancia político militar de las Islas Malvinas.[1]
El 3 de enero de 1833 en un contexto de paz con Gran Bretaña -dado el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación firmado en 1825-, fuerzas británicas invadieron las Islas utilizando la Corbeta HMS Clio, arribando al Puerto Soledad, y desplazando a las autoridades argentinas allí establecidas[2].
Desde entonces, se llevó a cabo el desplazamiento forzado de la población del archipiélago, expulsando a sus habitantes y repatriando al continente a quienes se encontraban allí, permitiendo la implantación de población por parte de la corona británica y su posterior asentamiento, dificultando hasta casi su imposibilidad el ingreso de argentinos.
Una vez finalizada la guerra en 1982, el Reino Unido afianzó aún más su dominio sobre el territorio de las Islas con el claro objetivo de evitar en el futuro una nueva ofensiva militar como la que había dado origen a la misma. La opción militar como intento de solución a la cuestión de la soberanía resultó, en definitiva, un alejamiento de las posibilidades de la Argentina de recuperar las Islas, incluyendo la pérdida de cientos de soldados argentinos que, sin contar con los medios adecuados, enfrentaron valientemente a una potencia militar.
La colonización de las Islas obedece a fines estratégicos y geopolíticos del Reino Unido, centrados en los abundantes recursos, principalmente yacimientos de hidrocarburos y recursos pesqueros -históricamente el recurso más explotado de las islas-, y en el valor que concede la ubicación en el atlántico sur, fundamentalmente por el tráfico marítimo bioceánico y la proyección antártica.
En este marco, ha cobrado relevancia la discusión sobre la explotación de los recursos de las Islas a partir de la inminente puesta en funcionamiento de una plataforma offshore del proyecto Sea Lion de capitales británicos e israelíes, para la extracción de petróleo 220 km al norte de las mismas.
El presente artículo tiene como objetivo exponer y analizar el marco en el que se desarrolla el proyecto Sea Lion, signado por la controversia aún vigente sobre la soberanía de las Islas, y considerando el posicionamiento de las autoridades argentinas que recientemente han citado el principio de autodeterminación de los pueblos. El cual va en contra de lo sostenido históricamente, ya que nuestro país reiteradamente ha negado que en la disputa de soberanía aplique el principio de autodeterminación de los pueblos, por tratarse de una población implantada.
Importancia geoestratégica del archipiélago
Las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, junto al Atlántico Sur y la Antártida, deben ser percibidas como un conjunto integral dentro del reclamo soberano legítimo de los argentinos. No sólo por razones históricas sino también por la continuidad geográfica de la plataforma continental y los inmensos beneficios que pueden derivarse de la explotación de sus recursos para el desarrollo nacional.
Desde la ocupación británica de las Islas en el siglo XIX, su importancia radicó en su ubicación estratégica en cuanto al acceso a los 3 continentes: América, África y la Antártida. En el siglo siguiente su valor estratégico se resignificó, tanto a nivel logístico como económico, en gran parte por sus reservas hidrocarburíferas e ictícolas, de las más ricas del planeta[3]. Además, el dominio sobre Malvinas le permitió a la corona británica el control sobre los demás archipiélagos del Atlántico Sur y sostener su presencia en el continente antártico, en el marco de los reclamos territoriales y de las actividades científicas bajo el tratado antártico.
En este escenario, la infraestructura militar británica en las islas cumple un rol fundamental. La red de defensa no solo garantiza la permanencia de un contingente militar rotativo -clave para evitar la despoblación civil y afirmar la ocupación- sino, que también actúa como base de apoyo logístico para operaciones del Reino Unido, la OTAN y la Unión Europea. Asimismo, cumple con funciones de inteligencia y vigilancia, permitiendo el monitoreo del tráfico naval y aéreo en una región de creciente interés estrategico y económico[4].
Por lo tanto, la ocupación le permite al Reino Unido explotar vastos recursos naturales y garantizar una vía estratégica a futuro hacia el continente antártico, cuyos intereses geopolíticos y científicos son cada vez más relevantes en el escenario mundial.
Proyecto Sea Lion
Tras la crisis de petróleo en los años setenta las Islas Malvinas cobraron un nuevo significado estratégico, debido a que se comprobó que estas contaban con grandes reservas de petróleo. Esto dio lugar a sucesivas campañas de exploración que derivaron, bajo el actual gobierno de ocupación británica, en el acceso de la empresa israelí Navitas Petroleum -en asociación con la empresa británica Rockhopper Exploration- para iniciar la extracción de petróleo en la región.
A partir de 1996 los británicos otorgaron licencias de exploración a pequeñas y medianas compañías, en su mayoría creadas con tales fines. Se realizaron tres campañas, la primera en 1998, la segunda en 2010 y la tercera en 2015. Fue durante la segunda que la compañía Rockhopper encontró petróleo en la formación Sea Lion ubicada en la Cuenca Norte, a 220 km de las Islas. En 2021 la compañía le vendió el 65% del proyecto a la empresa israelí, convirtiéndolo en el principal operador[5].

Fuente: Magoc (s.f.) citado en Bilmes, J. (2025).
En la actualidad se estima que Sea Lion contiene 1.700 millones de barriles de crudo, proyectando ingresos que, si fueran fructíferos, oscilarán entre los 1.500 y 3.000 millones de dólares. De ser así, las Islas podrían posicionarse como un posible centro mundial de energía alejando las posibilidades del reclamo argentino sobre las mismas.
Para tener una perspectiva general en términos de recursos petroleros implica el 10% de Vaca Muerta[6], aunque a diferencia de este último, se trata de petróleo convencional, es decir menos costoso y con mayor rentabilidad. Si bien Vaca Muerta es mucho más importante en términos de reservas de petróleo y gas, Sea Lion ofrece grandes ventajas logísticas que podrían ser un beneficio crucial para Argentina, especialmente en términos de costos operativos. Por lo tanto, si Argentina tuviera control de Sea Lion o participación en el proyecto podría aprovechar la reducción de costos y de la dependencia de importación de energía.
El pasado 5 de agosto “Agenda Malvinas” hizo público que Navitas Petroleum y Rockhopper aseguraron un financiamiento de 140 millones de dólares para impulsar la primera fase del proyecto. Con estos fondos, iniciarán la perforación de 23 pozos, aspirando a extraer 55.000 barriles diarios y a fin de año, alcanzar una extracción masiva[7].
Posicionamiento del gobierno argentino
El 21 de septiembre de 2023, la Cancillería argentina emitió un comunicado en el cual reitera -por última vez- su repudio a las actividades ilegales llevadas a cabo por la empresa de origen israelí en las Islas Malvinas, que opera ilegítimamente en territorio argentino y no cuenta con permisos de exploración y explotación de hidrocarburos de la autoridad competente.[8] La empresa no solo se beneficiará de la explotación de las Islas, sino que privará a la Argentina de los beneficios.
La política exterior actual respecto a Malvinas se ha caracterizado por oscilaciones que no contribuyeron a una percepción de mejora en la posición frente al tradicional reclamo de soberanía.
Respecto a la autoridad nacional, el pasado 2 de abril, el presidente Javier Milei apoyó la autodeterminación de los isleños en las islas Malvinas, alegando que “buscamos que prefieran ser argentinos”, alineándose con la postura del Reino Unido[9]. En este contexto, el comunicado del presidente respecto a la autodeterminación y su visión de una Argentina como futura potencia se percibe cada vez más lejano, especialmente si permanecemos al margen de un proyecto que, en primera instancia, debería formar parte de nuestra soberanía. Además, como se mencionó anteriormente los beneficios que el proyecto Sea Lion traería a los isleños dificultaría aún más la posibilidad de que, en algún momento, “prefieran ser argentinos”.
En la actualidad, no se ha manifestado ni un solo comunicado del gobierno nacional en desacuerdo con el avance del proyecto Sea Lion y su posterior avance, cómo si se ha visto de parte de la Provincia Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.[10] Muy por el contrario, lejos de objetar la iniciativa que involucra a la empresa israelí y actuar en consecuencia en términos diplomáticos, el gobierno argentino ha desplegado una política exterior de apoyo incondicional al Estado de Israel que no admite ningún tipo de cuestionamiento a su accionar. Por lo cual no solo es grave el inicio de la explotación como nueva forma de usurpación ilegal, sino que esto es acompañado de la inacción política de parte del gobierno argentino.
Entre los límites de la autodeterminación y la soberanía territorial
En 1960 la Asamblea General de Naciones Unidas promueve la resolución 1514 con el fin de acabar con todo tipo de colonialismo, en todas sus formas y manifestaciones. La descolonización se daría a través de dos principios; la autodeterminación y la integridad territorial. Sin embargo, el principio de autodeterminación se ha convertido en una herramienta estratégica que, en el caso de las Islas Malvinas ha sido aprovechada por el Reino Unido.A priori porque le resulta funcional a su ocupación ilegal, y por otro lado, porque confían en que los kelpers votarán a su favor. Bajo este principio la corona británica gana legitimidad a nivel sistémico, debido a que no se puede imponer otro gobierno a la población[11].
Como se mencionó antes, la ocupación de Malvinas le permitió a la corona el control de los archipiélagos cercanos, aunque, cabe destacar que en las Islas Georgias y Sandwich del Sur no existe población permanente, por lo que el principio de autodeterminación como justificación no debería ser posible en esta zona.
Retomando los dichos del presidente Milei, recientemente expresó: “Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos, que no haga falta usar la disuasión o el convencimiento para lograrlo”. Esto no solo va en contra del tradicional reclamo argentino, sino que directamente desvía el sentido de la disputa, al preguntarse: ¿cómo es posible que estos quieran ser argentinos?, desconociendo el diferendo histórico consecuente de la ocupación colonial y llevando la discusión a un lugar equivocado y totalmente contrario a los intereses argentinos. Ya que, desde la concepción del Reino Unido, si la población local “elige” permanecer bajo soberanía británica, la ocupación dejaría de ser ilegal ya que sería la voluntad de los mismos. En este caso la autodeterminación de los pueblos y la democracia es utilizada como un escudo político.
Al margen de que muchos de los isleños son descendientes de una población implantada por los británicos desde el siglo XIX, por lo cual ya tienen una identidad con lazos estrechos con el Reino Unido, y que difícilmente opten “ser argentinos” menos aún con los potenciales beneficios de este tipo de proyectos, la discusión no puede ni debe centrarse en la voluntad de éstos, sino en el reclamo de base de soberanía territorial.
Desde el Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas, a través de la resolución 2065, se reiteró que la autodeterminación no es aplicable en el caso de las Islas Malvinas e instó a reanudar las negociaciones entre ambos países para encontrar una solución pacífica respecto a la soberanía territorial, destacando que se trata de una situación colonial especial y particular[12]. La resolución fue impulsada por Chile, Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela, siendo aprobada por consenso y reafirmando que no puede ser aplicable debido a que la población fue implantada por la potencia ocupante.
Una defensa revisionista como margen de acción
Desde un enfoque idealista y constructivista de las relaciones internacionales, se cree que las Islas Malvinas pueden ser recuperadas desde el establecimiento de relaciones “desarrolladas” y “positivas” con el Reino Unido. Es decir que estas podrían ser recuperadas a través de la buena fe de la potencia ocupante. Tal como la administración actual ha reflejado en sus discursos respecto a la soberanía de las mismas, en cuanto a la autodeterminación de los isleños y el deseo de mantener relaciones maduras, por lo que podemos decir que acompañan esta línea de pensamiento.
En cambio, desde una perspectiva realista, el Reino Unido sólo accedería a negociar en el caso de que los costos superen los beneficios de mantener el Status Quo. En este contexto, surge la necesidad de adoptar lo que Magnani denomina una postura revisionista, la cual vincula a la Defensa Nacional con la Política Exterior. Desde este enfoque se debería organizar y diseñar el instrumento militar con el objetivo de alterar el status quo territorial, enmarcando a la defensa nacional como eje de la estrategia. No se trata de recuperar las Islas Malvinas por medios militares, sino de fortalecer la capacidad defensiva, siendo un medio para ejercer presión efectiva[13].
Los británicos cuentan con una posición a su favor que es el “aislamiento artificial” impuesto, esto quiere decir que tienen la capacidad de separar materialmente a las islas de cualquier vínculo con la Argentina, por lo que pueden sostener su preeminencia militar sin que cooperemos[14]. Por lo que resulta clave romper con dicho aislamiento ¿cómo? elevando los costos que han pagado durante años para mantenernos al margen. ¿Y cómo elevamos los costos? desarrollando una estrategia de defensa nacional capaz de captar su atención, afectando directamente su capacidad de disuasión.
Para llevarlo a cabo se requiere aumentos en el presupuesto de defensa, mejorar la infraestructura, adquirir equipos militares estratégicos y fortalecer la flota naval, con el objetivo de tener un mayor control marítimo. El objetivo no es aislar a los británicos, sino vincular materialmente el contingente argentino con las Islas, creando incentivos para que el Reino Unido se siente a negociar.
Por lo tanto, mientras no se adopten estrategias claras y decididas en pos de su recuperación, Argentina seguirá permaneciendo al margen y no solo de su soberanía, sino también de los grandes proyectos que desarrollan en las mismas. Solo a través de un enfoque revisionista que fortalezca nuestra capacidad de defensa y aumente la presión sobre la potencia ocupante, podremos generar los incentivos necesarios para iniciar las negociaciones y finalmente recuperar nuestras Islas Malvinas.
Consideraciones finales
El proyecto Sea Lion revela cómo el reclamo argentino continúa profundamente atravesado por intereses estratégicos y económicos, particularmente en torno a los recursos naturales. El avance de este proyecto -sin autorización argentina- refuerza el control de facto del Reino Unido y da la espalda al constante reclamo argentino sobre la soberanía de las Islas. La postura actual del gobierno argentino, contradice nuestro reclamo histórico y debilita la posición diplomática del país en el diferendo. El principio de autodeterminación en este caso constituye una herramienta para legitimar la ocupación ilegal británica que para el derecho internacional sigue siendo colonial y cuestionable.
En conclusión, el no tener una política exterior alineada con el interés nacional, firme y estratégica, Argentina está quedando excluida de decisiones claves sobre el archipiélago, como la explotación de sus recursos, al tiempo que cede terreno en un conflicto que, lejos de resolverse, se complejiza cada vez más por los intereses económicos en juego.
Notas
[1] Voces en el Fénix (10/06/2022) Cuestión histórico-jurídica. Argumentos de soberanía. ¿Por qué las Malvinas son argentinas?
[2]De Benedetto, F. (2017) La autodeterminación de los pueblos en la cuestión Malvinas. UNLP
[3] Berardi, L. (2023). La cuestión de los hidrocarburos y la soberanía en Malvinas. Instituto de Relaciones Internacionales. UNLP.
[4] Magnani, E. (2025) Qué es la «defensa revisionista», una propuesta para recuperar las Islas Malvinas. En Perfil.
[5] Bilmes, J. (2025). El petróleo y la carrera por los recursos estratégicos en Malvinas, Atlántico Sur y Antártida.
[6] Yacimiento que se encuentra mayoritariamente en la provincia de Neuquén y se calcula que sus reservas son de 16.200 millones de barriles de petróleo, posicionándose en el cuarto lugar a nivel mundial.
[7] Agenda Malvinas (2025). La soberanía argentina de Malvinas se diluye ante el avance petrolero británico-israelí
[8]Ámbito (21/09/2023) Argentina repudió la perforación de pozos petroleros offshore en Islas Malvinas
[9] El País (02/04/2025) Milei defiende la autodeterminación de los isleños de Malvinas: “Buscamos que prefieran ser argentinos”
[10] Ámbito (03/07/2024). Tierra del Fuego rechazó la iniciativa del Reino Unido para extraer petróleo en Malvinas y denunció una violación al derecho internacional.
[11] Escuela de defensa nacional (2015) Análisis estratégico del Sistema Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
[12] Agenda Malvina (18/06/2025) El Comité de descolonización reiteró que la autodeterminación no es aplicable en Malvinas
[13] Magnani, E. (2025) Qué es la «defensa revisionista», una propuesta para recuperar las Islas Malvinas. En Perfil.
[14] Magnani, E. (2025) ¿Cómo recuperar las Islas Malvinas? en Cenital.
Anexo – Evolución reciente del Proyecto Sea Lion
| Diciembre de 2021 | Rockhopper anuncia un acuerdo mediante el cual Navitas Petroleum adquiere el 65 % del proyecto Sea Lion. Rockhopper retendrá un 35 %. (Agenda Malvinas, 10/12/2021) |
| Septiembre de 2023 | Navitas Petroleum planea perforar 18 pozos a partir de 2024 (Sputnik mundo, 21/09/2023) |
| Septiembre de 2023 | Argentina repudió la perforación de pozos petroleros en Malvinas (Ambito, 21/09/2023) |
| Junio de 2024 | La Canciller Mondina ratifica el reclamo sobre las Islas Malvinas ante la ONU y propone relaciones “maduras” con el Reino Unido (Ámbito, 18/06/2024) |
| Noviembre de 2024 | Las empresa realizan una consulta pública a los isleños para llevar adelante el proyecto (El Destape, 26/11/2024) |
| Noviembre de 2024 | Se posterga el proyecto hasta mediados de 2025 por aumento de costos (Escenario Mundial, 27/11/2024) |
| Marzo de 2025 | Consolidación del proyecto para la explotación petrolera (Agenda Malvinas, 28/03/2025) |
| Abril de 2025 | Milei defiende la autodeterminación de los isleños de Malvinas: “Buscamos que prefieran ser argentinos” (El País, 02/04/2025) |
| Junio de 2025 | El Comité de descolonización reiteró que la autodeterminación no es aplicable en Malvinas (Agenda Malvinas, 18/06/2025) |
| Junio de 2025 | Las petroleras postergaron una vez más la decisión final de inversión para producir petróleo, debido a los costos del proyecto (El Destape, 05/06/2025) |
| Agosto de 2025 | La soberanía argentina de Malvinas se diluye ante el avance petrolero británico-israelí (Agenda Malvinas, 05/08/2025) |



