RESUMEN
El escenario internacional actual refleja que aquellos augurios de paz mundial en el inicio del orden unipolar norteamericano que se anunciaban con el fin de la Guerra Fría han sido erróneos. Los conflictos armados de magnitud no han desaparecido ni existen elementos que demuestren que estos vayan a desaparecer en un futuro.
Si bien la guerra siempre constituye el escenario menos deseable, un Estado no puede permitirse dejar esa variable al azar poniendo en riesgo su propia supervivencia. En este mundo contar con Fuerzas Armadas es una regla y no una excepción.
La política de defensa en Argentina se ha mostrado errática y, al menos desde el retorno de la democracia, la discusión se encuentra paralizada y gira mayormente sobre un único eje: ¿a qué se deberían dedicar las fuerzas? Para poder avanzar, resulta necesario correr el eje de la discusión y pasar a otra pregunta: ¿cómo se logra aumentar la capacidad de disuasión de las FFAA?
El presente documento tiene el objetivo de establecer una agenda de trabajo en torno a esta pregunta, planteando algunas de las medidas necesarias para brindar una mayor capacidad de disuación, a través de elementos concretos y evidencia suficiente para que otro actor desista de afectar los intereses de la República Argentina, por los costos que ello le implicaría.
Para lograr esto, la capacidad defensiva del país debe ser creíble y esto trae aparejada una discusión no menor, que es la de los recursos que se requieren para hacer esto posible. En particular, se destacan cuatro vectores para fortalecer la capacidad de disuasión: las reservas, la sostenibilidad y dualidad de los medios militares, la política exterior y el financiamiento.
En Argentina, las discusiones sobre la política de Defensa Nacional necesitan alcanzar un equilibrio positivo, donde los debates y la diversidad de pensamiento contribuyan a potenciar —y no paralizar— las capacidades nacionales. Es fundamental avanzar en consensos mayoritarios que la transformen en una verdadera política de estado, priorizando los aspectos estratégicos que abandonen el terreno de las conjeturas para mejorar el estado de las cosas en el presente y hacia el futuro.